Friday, June 24, 2011

Desnivel entrevista a Javiere

La revista Desnivel ha publicado en su edición digital una entrevista a nuestro compañero Javier Rubio "Javiere". Javiere es compañero de promoción (la segunda, Finestrat'05) aunque coincidimos un año antes en una competición, curiosamente como el entrevistador, en una litera. Pongo una foto junto a él, para chulear un poco.

Si leéis la entrevista coincideréis conmigo que nosotros hubiésemos respondido exactamente (bueno, casi) como él lo ha hecho. Interesante. Copio y pego el texto íntegro de la entrevista de Sergio Prieto (gracias).

Enhorabuena Javiere.

Javier Rubio: "El árbitro no viene aquí a sacar tarjetas rojas, solamente"
En las carreras oficiales del calendario de la FEDME, es obligatoria la presencia de jueces-árbitros que garanticen y avalen la homologación de la prueba. Javier Rubio es uno de esos árbitros que no se ven pero que siempre están.

Lo conocí hace dos años en el albergue de Cercedilla (Madrid) la víspera del Maratón Alpino y del Cross Alpino del Telégrafo. No hubiera sabido quién era ni qué hacía si no hubiéramos compartido el dormitorio la noche anterior a la competición y vi colgado su uniforme (¡amarillo!) en una silla. Un año más tarde nos volvió a tocar el mismo refugio y compartir el mismo dormitorio, aunque esta vez se nos sumó el tercer hombre, un maratoniano, el dorsal 49.

Javier Rubio, Juez-árbitro de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), es un tipo alto, muy alto, con bigote, peinado con raya al lado, tan recta como un mástil. Si se quitara el disfraz de árbitro y se pusiera una camisa clara de manga corta podría pasar por un ingeniero técnico, o incluso superior, o por un técnico de relojería mecánica.

Además de un sentido del humor que a veces compartimos, es un individuo que ejecuta cualquier gesto con una meticulosidad que desafía los límites de la rectitud. Yo le he visto doblar con precisión milimétrica una toalla de baño húmeda, un almohadón alargado, una sábana bajera y un edredón asimétrico. Puedo asegurar que arbitra las carreras con el mismo empeño que pone en el doblez de la ropa de cama.

Se las sabe todas, incluso cómo hacer una litera sin dejarse los nudillos contra la pared (aviso: basta con separarla unos centímetros antes de estirar las sábanas). Yo vi cómo lo hacía e imité sus gestos. El dorsal 49, que llegó al dormitorio después de nosotros por estar liado con la recogida del dorsal, no conocía el truco y sí se despellejó los nudillos.

También le he oído roncar, suave y profundamente. Emite un ronquido monótono y sedante, casi cariñoso, como el ronroneo de un gato pequeño, que ni molesta ni dura más de un cuarto de hora por cada ciclo onírico. Esta proximidad y relativa confianza han sido un estímulo para hablar con él sobre un oficio tan desconocido como imprescindible, el de árbitro de carreras por montaña.

El segundo domingo de junio se disputó en Cercedilla el X Cross Alpino del Telégrafo y tú eras uno de los árbitros de la carrera ¿Hubo alguna incidencia que señalar o estuvisteis a punto de hacerlo?
Afortunadamente, no hubo incidencias notables. En general, la gente que se mueve en el mundillo de las carreras por montaña suele ser muy consciente de dónde está y cómo comportarse. Y eso es lo ideal: una carrera bien organizada y unos corredores que disfrutan corriendo en juego limpio. Si el árbitro no se hace notar, es que todo ha ido bien.

¿Qué te atrajo en el arbitraje para convertirte en un técnico del mismo? ¿Es para ti una manera de seguir en contacto en este deporte aunque no sea corriendo?
Es una faceta más a explorar. Además de arbitrar, sigo corriendo (o trotando...), así como colaborando en la organización de diferentes carreras por montaña. El arbitraje me permite estar vinculado desde otra posición: ayudar a que las carreras cumplan unos requisitos mínimos, fijados por las federaciones; que las condiciones sean las mismas para todos los participantes, que haya un marcaje adecuado, que el riesgo sea asumible...

En definitiva, que todos terminemos con un buen recuerdo de cada carrera. Como en el caso del organizador, el trabajo de los árbitros empieza bastante antes de la carrera, y termina cuando ya todos se han ido a casa.

Todos asociamos la labor de un árbitro deportivo a la de un individuo revestido de autoridad que impone sanciones ¿este trabajo es también el de un árbitro de carreras por montaña?
En efecto, el árbitro está capacitado para sancionar. Todo deporte o juego (incluso el parchís) dispone de unas reglas, necesarias para garantizar la armonía y equidad. El juego limpio.

Si alguien se las salta, perjudicando a otros corredores o al medio, el árbitro debe actuar de la manera adecuada, basándose en el reglamento. Aunque, primero, se busca la colaboración y concienciación. El objetivo es que todos disfruten de la carrera, con la mejor de las intenciones.

Imagino que prestas atención a todos los aspectos del reglamento, pero ¿con cuáles eres más quisquilloso?

Que alguien arroje basura o ataje, erosionando el terreno de manera innecesaria, son "delitos" que cuentan con poca indulgencia. Ante todo, somos montañeros.

Corremos, esquiamos, escalamos, andamos o rodamos por montaña, porque nos gusta el medio. Amamos la belleza de la montaña. Quien degrada o ensucia el medio natural, no tiene excusa. Ni en las carreras, ni en ninguna otra actividad.

¿Quiénes te crean más problemas, los corredores o los organizadores?
Más que problemas, podríamos hablar de dudas o carencias a solucionar. El arbitraje busca enfoques positivos y el árbitro no viene aquí para sacar tarjetas rojas, solamente. Entre nuestras funciones se encuentra el asesoramiento, ayudar a que las carreras cumplan con unos mínimos de calidad y buenas normas. Como es obvio, esto se aplica a ambas partes, a organizadores y corredores.

Los organizadores de carreras suelen ser receptivos a todo lo que sirva para mejorar la prueba. Los corredores buscan disfrutar de una buena carrera. No quiero decir que no haya incidencias o complicaciones. Pero suele ser por desconocimiento, o por un momento de tensión; cosas que se solucionan generalmente con habla cordial, franca y un sincero apretón de manos.

¿Y ellos saben qué aspectos de la competición observas?
Los organizadores de carrera están bien informados de lo que supervisa el árbitro-juez. Las federaciones facilitan pautas claras, cuya aceptación firma cada carrera homologada. Un compromiso claro que los árbitros velamos para que se entienda y cumpla.

Quizá sean los corredores quienes no siempre noten la presencia del árbitro. Excepto cuando hay alguna penalización o carencia. Pero es normal. El corredor se centra en hacer una buena carrera. Si todo va bien, no tiene siquiera que notar la presencia del árbitro, ni nada que le abstraiga de participar en la prueba.

¿Es muy elevado el porcentaje de "pillos" que carecen de escrúpulos para ganar unos minutos al cronómetro?
La inmensa mayoría de corredores se ciñe a las normas de cada carrera. Si uno se para a pensar, poco o ningún valor tiene rascar unos minutos al crono de manera tramposa. Hay una minoría que, no obstante, se deja llevar por el lado oscuro de la fuerza.

Unos pocos, a los que buscamos convencer de que esa actitud no vale. Ni por iniciativa propia, ni por imitar a otros. Si no hay juego limpio, ¿para qué correr? ¿De qué vale una ventaja fraudulenta? El corredor tramposo se engaña a sí mismo. Al final, con sanción o sin ella, todo se acaba sabiendo.

Cuando observas una infracción ¿Cuál es tu reacción?¿Llamar la atención al que la comete o tomar nota en tu libretita?
Si las circunstancias lo permiten, se avisa en el momento. La reacción del infractor es importante a la hora de actuar y decidir una posible penalización. La mayoría de corredores apercibidos, rectifican. Se enmienda el lapsus, no pocas veces fruto de un calentón, debilidad o malentendido. ¿Las más comunes? Recibir ayuda externa o atajar.

Unos pocos, muy pocos, hacen oídos sordos. Sobre éstos cae todo el "peso de la Ley". Tras cada carrera, el equipo arbitral elabora de manera consensuada un acta de competición, que se envía a la federación competente, así como a los organizadores. De todo ello queda registro, documentado, y se actúa en consecuencia. El acta, por supuesto, es apelable.

¿Piensas que las pruebas que no pertenecen al calendario de una federación deberían también contar con la presencia de arbitraje?
El arbitraje supone un coste añadido para la organización de una carrera o federación. Eso motiva que bastantes organizadores lo descarten. No siempre se perciben las ventajas. En las carreras oficiales del calendario de las federaciones (copas, campeonatos...), es imprescindible la presencia de árbitros-jueces, que garanticen y avalen la homologación de la prueba. Por ahora, no son muchas las carreras fuera del calendario que soliciten la presencia de jueces-árbitros.

Con el tiempo, esperamos que esa diferenciación se haga más palpable y las carreras, manteniendo su identidad propia, ofrezcan el arbitraje a los corredores como un marchamo que garantiza la calidad, que infunde confianza; algo que redunde en buenos resultados para todos.

http://desnivel.com/carreras-y-raids/javier-rubio-el-arbitro-no-viene-aqui-a-sacar-tarjetas-rojas-solamente

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